2.11.08

NAZISMO. Reflexiones sobre el horror


Transcribo unos pocos fragmentos del libro "EL CRIMEN OCCIDENTAL" de la escritora francesa Viviane Forrester, publicado por el Fondo de Cultura Económica, quien tiene otro libro sobre el "horror económico" que constituye el desempleo en el mundo actual.

El horror que había hecho centro en mí era europeo., Ce soir, après la guerre.

¿Cómo olvidar el horror europeo, exorcizar sus huellas, sus estremecimientos? ¿Cómo encubrir la persistencia de sus pulsiones originales y, sobre todo, cómo seguir considerando la era nazi como una monstruosidad episódica, vergonzosa, vencida, erradicada, a la que bastaría con oponer en lo sucesivo la letanía de los “Esto nunca
más”? ... Hay un detalle, sin embargo, una laguna, ... la guerra contra el nazismo no ha tenido lugar. La Alemania conquistadora fue combatida, con retraso, mediante las armas, y fue vencida: no hubo una insurrección interior notoria en oposición al régimen nazi ni una sublevación general, universal, en su contra, así
como tampoco una repulsión instintiva, un rechazo deliberado, y sin
duda ninguna resistencia internacional espontánea, inmediata, dirigida
contra la doctrina y los actos de Hitler a partir de 1933, ni siquiera en el
momento en que no se cuestionó el derecho de injerencia. A modo de reacción, en 1938, cuando esos actos y esa doctrina y sus delirios se desplegaban desde hacía cinco años, se celebraron a fines de septiembre la Conferencia de Múnich -ese consentimiento oficial, apresurado y hasta obsequioso, y sobre todo traidor, de los
gobiernos francés e inglés a la política expansionista del Reich, sin que se pusiera en tela de juicio o se mencionara siquiera la barbarie nazi ya ampliamente manifiesta- y la Conferencia de Évian, celebrada del 6 al 15 de julio, durante la cual 33 países reunidos por Estados Unidos1 iban a ponerse de acuerdo sobre la ampliación de sus cupos de inmigración con el objeto de poder acoger a los judíos víctimas de la ideología hitleriana. Todos, salvo Holanda y Dinamarca, se negaron -Estados Unidos en primer lugar- a considerar la menor flexibilidad de los magros
contingentes ya autorizados.