7.5.13

Toni Negri y su concepción de Imperio.


Entrevista (extracto)

Fuente: Catedra UNESCO Postgrau: Globalització i Governabilitat Mundial
de Sostenibilitat 14 de juny 2006
http://www.odg.cat/documents/formacio/14juny_Tomas_Herreros1.pdf


Texto: LOLA GALÁN
Sábado 27 de octubre de 2001
http://www.elpais.es/suplementos/babelia/20011027/b12.html



El profesor Toni Negri (Padua, 1933) vive en un precioso apartamento en el corazón del barrio romano de Trastevere, todavía en arresto domiciliario, como consecuencia de la condena que el politólogo se avino a cumplir en 1997 cuando decidió dejar París para ingresar en la cárcel italiana de Rebibbia. A su regreso a Italia, el otrora incendiario profesor de Ciencias Políticas escribió un libro, Imperio, en colaboración con el profesor Michael Hardt, y publicado el año pasado por la Universidad de Harvard (Estados Unidos), que se ha convertido en un acontecimiento editorial . 
Negri advierte de que el "libro es viejo", porque fue escrito entre "la guerra del Golfo y la Balcánica", y porque los atentados del 11 de septiembre han dado un vuelco a la situación internacional. Este terrible suceso, que el profesor explica como "un gran golpe de mano en el que una parte del capital mundial ataca a la otra parte", ha agudizado el proceso de formación de una nueva entidad, el imperio que da título a su libro, un ente global que controla un mercado global y cuyo poder se sitúa en un "no-sitio". Los atentados contra las Torres Gemelas han puesto en evidencia, según el profesor, el trasfondo de la batalla en la que "los talibanes del petróleo se han enfrentado a los talibanes del dólar". Negri se exalta cuando expone algunas de sus opiniones y critica con gran virulencia verbal a gobiernos y gobernantes de los Estados-naciones en fase de extinción, sobre todo al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cuya respuesta armada al 
terrorismo coloca a los ciudadanos ante una crisis sin solución, según Negri, frente a la cual la única respuesta es "la deserción". "Nuestra responsabilidad de ciudadanos está en criticar esta sociedad, en desertar de ella, desertar de la guerra, de la política, desertar de esta sociedad para crear otra nueva". 


Su libro Imperio es un intento de explicar la situación actual, el estadio actual del capitalismo. 
RESPUESTA. Sí, el libro explica lo que ha sucedido, y el motivo de su éxito precisamente es ése, el de transformar en razonamientos lo que es un sentimiento común: que el Estado-nación, tal como es, no está en condiciones de gestionar los asuntos, es decir, de mantenerse en el plano de la política militar, en el de la política monetaria y, desgraciadamente, tampoco en el plano de la política cultural. Hay otras potencias, y eso es algo que todo el mundo percibe, colocadas aquí y allá en el mundo, nosotros decimos que están en un no-lugar, que gobiernan este desarrollo. 
P. ¿Y ése es el imperio? 
R. Está en formación. No es una cosa acabada, es una dinámica, que se ha ido determinando a partir 
de los años setenta, en nuestra opinión, cuando hablo en plural es porque incluyo a mi compañero y  amigo norteamericano, Michael Hardt, con el que he escrito el libro. Y por tanto, estamos en este proceso de formación. 
P. Un imperio que no sería otra cosa que una fase avanzada del imperialismo. 
R. Sí, la superación del imperialismo. El imperialismo es un periodo ligado al Estado-nación, que ha sido superado porque se ha "autodestruido". El Estado-nación europeo se ha hundido por dos problemas fundamentales: uno, el imperialismo interno, las grandes guerras, porque no hay que olvidar que hemos tenido dos guerras mundiales terribles. El Estado-nación se ha demostrado un Estado asesino y la gente lo rechaza. Además es un Estado colonial, con un imperialismo externo de 
los países de Europa, y los desastres que ha producido el colonialismo están todavía a la vista. No 
hay más que ver la manera terrible en la que ha desordenado el mundo. La cultura europea ha intentado imponerse de una manera inhumana. Poblaciones y civilizaciones han sido destruidas. Las reacciones a estos dos procesos han determinado una situación en la que el capital mismo se ha dado cuenta de que no era posible seguir dominando. De ahí la necesidad de dar nueva vida al Fondo Monetario Internacional (FMI), a la Banca Mundial, instrumentos que habían sido creados al final de la guerra para regular la reconstrucción y que se han convertido en instrumentos de regulación mundial. Toda una serie de poderes han sido transferidos del Estado a estas instancias supranacionales, que son figuras profundamente irresponsables porque una democracia internacional no existe. 
P. Su libro no identifica, sin embargo, ese imperio que se está formando con Estados Unidos. 
Al menos no considera que sea Estados Unidos el único que manda. 
R. No, pero le gustaría controlar todo el poder. Y está haciendo lo imposible por conseguirlo. Es la cuestión que se plantea ahora. Nuestro libro, lo decimos en el prólogo, ha sido escrito entre la guerra del Golfo y la Balcánica. Por tanto, nos referimos en él a lo que era una configuración inicial, institucional, pública, política, del desarrollo imperial. Es evidente que las contradicciones que existían entre los grupos dirigentes se han ido desarrollando. Y una de las cosas más interesantes que hemos visto es que la superación de estas contradicciones tiende a excluir a Europa del debate del dominio imperial. Ha sido muy duro para los europeos reconocer que su oferta de aplicar el artículo 5 del Tratado del Pacto Atlántico no ha sido considerada, mientras ha tenido más importancia la relación de la élite americana con la élite rusa y con la de los países árabes moderados. El 11 de septiembre cambia el panorama mundial por una sola razón, porque deja a Europa en una posición minoritaria dentro del grupo de élite. Por otra parte, a mí no me parece casual que desde los años setenta, cada vez que Europa intenta dar pasos institucionales importantes, hay una respuesta mundial que le descoloca la situación. Las crisis petrolíferas, por ejemplo, han sido para Europa mortales, y se han desencadenado siempre que Europa intentaba avanzar en ese camino. Lo digo entre paréntesis, no creo que la caída de las Torres Gemelas sea un plan diabólico para impedir que el euro se convierta en una realidad importante.